Si abrigas un bello pensamiento no te quedes con él, manifiéstalo.
Si quieres pedir perdón y decirle a esa persona que la quieres, hazlo.
Si tienes oportunidad de componer un poema, escríbelo y obséquialo.
Si deseas cantar una canción, cántala y sé feliz.
Si unas lágrimas asoman a tus ojos, déjalas brotar y desahógate.
Si te viene el deseo de reír, ríe y contagia tu alegría.
Si ansías tener algo y puedes poseerlo, adquiérelo y disfrútalo.
Si puedes brindar ayuda a un semejante, dala toda y no te limites.
Si vas a dar un consejo, mejor sugiere, para no equivocarte.
Si tienes animales no los maltrates, protégelos.
Si anhelas un mundo más hermoso, cuida la naturaleza.
Si hay un niño a quien puedes educar, cuídalo hasta hacerlo hombre.
Si tienes sueños, hazlos realidad esforzándote más y siendo digno.
Si en verdad quieres ser feliz, no te quedes con las ganas y sé autentico, sé natural, sé sincero, sé bondadoso y… ¡bríndate para que seas feliz!
El pensamiento de hoy nos anima a ser proactivos en nuestra manera de vivir y llevar adelante nuestras relaciones.
Son muchos—tristemente, demasiados—los que esperan que sean otros los que tomen la iniciativa para hacerlos sentir y vivir felices. Y eso, mis amigos, es algo que nos corresponde a cada uno de nosotros.
En realidad, en lugar de andar por el mundo buscando encontrar a alguien que nos haga felices, necesitamos comprender que Dios nos puso de este lado del cielo para hacer felices a aquellos con quienes nos topemos en el camino de la vida.
Vayamos y hagámoslo y que el Señor les continúe bendiciendo.
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