Aumentando la influencia
Entrar en la tierra prometida era una tarea humanamente imposible, sin embargo, Josué estuvo dispuesto a aceptar el desafío.
Desde el principio Josué trató de hacer lo correcto. Procuró guiar al pueblo en la dirección que debía ir. La primera generación perdió la oportunidad de obedecer a Dios y prosperar. La siguiente generación no.
Josué no solo tenía razón, sino que trató de ser un modelo vivo. Como resultado, vivió consistentemente más allá de su capacidad como líder. Si usted desea hacer grandes cosas en su liderazgo, entonces trate de vivir de acuerdo al patrón que modeló Josué.
1. ORACIÓN
Josué fue un hombre de oración. Cuando Moisés regresó al campamento después de su tiempo con Dios, «el joven Josué, hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo» (Éxodo 33.11). No se montó en el carro de su mentor. Josué desarrolló su relación personal con Dios.
«Nunca trates de explicar a Dios hasta que no le hayas obedecido. La única parte de Dios que entendemos es la que hemos obedecido».
—OSWALD CHAMBERS
2. OBEDIENCIA
El predicador y misionero Oswald Chambers dijo: «Nunca trates de explicar a Dios hasta que no le hayas obedecido. La única parte de Dios que entendemos es la que hemos obedecido». Josué obedeció a Dios como siervo, guerrero y líder. Cuando habló a los hijos de Israel para persuadirlos a entrar en Canaán, lo hizo como alguien que entendía a Dios. Los hebreos no compartían ese mismo entendimiento.
3. FE
La vida de Josué estuvo marcada por el valor, tanto cuando se opuso a los otros espías como al luchar contra los amalecitas. Y el valor no es otra cosa que la fe en acción.
Vivió según la siguiente fórmula: Valor + Obediencia hoy = Éxito mañana
Cuando la fe del líder es grande, él o ella puede hacer cualquier cosa. Como lo expresa el dicho: «Dios no pone límites a la fe; la fe no pone límites a Dios».
4. COMPROMISO
El nivel de compromiso de Josué se puede ver en su disposición de arriesgar su vida.
Peleó en batallas en las que el número de enemigos lo superaba ampliamente, y los israelitas quisieron apedrearlo cuando le hizo frente. Pero nunca dejó de dar lo mejor de sí por lo que creía. Como dijo George Halas, la leyenda del fútbol: «Nadie que haya dado lo mejor de sí se ha arrepentido de ello».
5. ASOCIACIÓN
Durante la Segunda Guerra Mundial, el rey Jorge VI de Inglaterra animó a su pueblo con las siguientes palabras:
Dije al hombre que estaba a la puerta del patio: «Dame una luz para que pueda caminar seguro hacia lo desconocido». Y él me respondió: «Entra en la oscuridad, pon tu mano en la mano de Dios, y él será para ti mejor que la luz, y más seguro que un camino conocido».
A través de su asociación con Dios, Josué y los hijos de Israel fueron capaces de conquistar a Canaán. La conquista de Jericó muestra con toda claridad que la asociación con Dios supera toda otra ventaja.
La primera prioridad de Josué fue su carácter. Siempre valorizó lo que era correcto sobre lo popular. Esto le dio un fundamento firme sobre el cual edificar una mayor influencia.
LA INFLUENCIA DE JOSUÉ CRECIÓ DEBIDO A SU RELACIÓN CON MOISÉS
El otro factor importante para el aumento de la influencia de Josué fue el impacto que tuvo Moisés en su vida. Poco después que los hijos de Israel escaparan de Egipto, Moisés seleccionó a Josué para ser su ayudante. Era «uno de sus jóvenes» (Números 11.28). Dondequiera que fuera Moisés, Josué iba con él, fuera que subiera al Monte Sinaí o que se encontrara con Dios en el tabernáculo.
Después que los hebreos se negaron a entrar en la tierra prometida, continuó la relación de mentor a discípulo entre ellos. El proceso duró cuarenta años y culminó cuando Moisés impartió su autoridad al joven. En Deuteronomio 31.7 leemos: «Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar». Después de la muerte de Moisés nadie cuestionó la autoridad de Josué.
A. W. Tozer, predicador y escritor, dijo: «Dios está buscando personas por medio de las cuales pueda hacer lo imposible, ¡qué lástima que solo hagamos planes que podamos ejecutar por nosotros mismos!» Entrar en la tierra prometida y conquistar a su población era una tarea humanamente imposible, sin embargo, Josué estuvo dispuesto a aceptar el desafío. Y para el momento que tuvo su segunda oportunidad, ya poseía suficiente influencia sobre el pueblo para llevarlo consigo.
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