sábado, 4 de julio de 2015

OBSERVE MILAGROS EN LUGAR DE OBSERVAR PROBLEMAS !!!!!!!

 

Cronómetro de milagros

Por Brenda Kunneman

Observe milagros en lugar de observar problemas.

 

  

La Biblia nos dice que cuando nos proponemos a servir a Dios, Él nos hará prosperar. Significa que repentinamente podremos lograr lo que no se podía alcanzar anteriormente. Deuteronomio 28:8 dice que Dios bendecirá todo lo que toquemos.


No importa si su crianza fue muy negativa o si su familia vivió una cosa mala tras otra. Tal vez ninguno de sus parientes se graduó en la universidad. Ese no tiene por qué ser su caso. Puede que no haya dinero para pagar sus estudios, pero si el deseo de su corazón es ir a la universidad y usted vive para Dios, entonces él hará que sus esfuerzos prosperen. Sus circunstancias hasta este mismo día pueden haber sido malas, pero cuando los ojos de Dios están sobre usted, entonces todo lo que toque se volverá bendecido.

Lo que cualquiera diga que usted no puede hacer, usted comenzará a andar en ello con capacidad sobrenatural.

Cuando los ojos de Dios se posan sobre usted debe comenzar a esperar lo milagroso. La Biblia nos dice que Dios nos observa cuidadosamente. Como sus hijos somos la niña de sus ojos. (Ver Salmo 17:8; Zacarías 2:8.) El diablo usó todas sus desilusiones y el cautiverio pasados como una forma de disminuir su expectativa de una intervención sobrenatural. Ahora, en lugar de tener fe respecto de un milagro, teme no recibirlo porque pareció no recibirlo en una ocasión anterior. En lugar de ver una sanidad, se prepara para una tragedia debido a lo que le enseñó una experiencia del pasado. Decimos que creemos en que Dios nos observa, pero nuestros actos y palabras expresan temor a lo desconocido o temor a lo que no podría pasar. 
¡No lo crea! Cuando Dios observa algo, Él hace milagros y hace que las cosas prosperen. Él toma una vida que antes estaba invadida por el diablo y la eleva sobrenaturalmente. Dios no nos observa y luego se cruza de brazos allí en el cielo mientras nos ahogamos, simplemente para ver cuánto tiempo aguantamos. A eso es lo que la religión nos ha llevado a creer. La verdad es que: ¡Él observa para poder ingresar e intervenir milagrosamente en lo que no podemos realizar por nosotros mismos! El motivo por el que no vemos más sobre su intervención es porque no esperamos que suceda.

Si Dios nos está observando, entonces debemos cambiar qué estamos observando nosotros. Eso significa cambiar lo que ve internamente. Comience a observar lo sobrenatural. Conozco a personas que hacen preguntas como por ejemplo: "¿Por qué parece que no oigo a Dios?". Bien, puede haber una cantidad de razones por las que cree no oírlo, pero se comienza por esperar oírlo. Si cree que no lo hará, entonces no lo hará. Ese principio se aplica a cada parte de su vida. Es absolutamente necesario si es que se va a volver a levantar. Observe milagros en lugar de observar problemas. "Y así como tuve cuidado de ellos para arrancar y derribar, y trastornar y perder y afligir, tendré cuidado de ellos para edificar y plantar, dice Jehová." (Jeremías 31:28).

En otras palabras, usted puede recibir este versículo para decir que cualesquiera victoria que haya ganado antes debe ser ahora su vara de medir. Así como el Señor lo guió antes por situaciones imposibles, así Él lo observará esta vez con ese mismo nivel de intervención. Deje de hacer referencias a las desilusiones y comience a observar las bendiciones inusuales. Así como Dios lo observa, comience a observarlo usted. Levántese por la mañana y diga: "Este es un día para que Dios sane a alguien" o "Este es el día en que fulano se salvará".

Comience a ver un milagro y hable sobre él. A mí me gusta decirlo así: ¡Coloque un cronómetro de milagros! Si no tiene el hábito de observar la intervención milagrosa de Dios, entonces incluso cuando llegue no lo advertirá. No obstante, si observa milagros, los verá manifestarse. Sepa que de la misma manera en que milagrosamente derrocó la obra del diablo en el pasado, esta vez hará los mismos milagros, -y más- porque esto es lo que debe suceder cuando los ojos del Señor están puestos en usted.

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