Yo quiero hablarles hoy acerca de cómo salir adelante después de que usted se ha dado cuenta que existe un dolor ahí adentro, como puede usted salir adelante; yo no sé si usted se ha dado cuenta pero hay dolores emocionales, dolores relacionales que literalmente paralizan a la gente y esta tarde yo le quiero hablar a usted unos consejos de cómo vamos a salir adelante.
Mire usted lo que dice en este Salmos 142:7 “Saca mi alma de la cárcel para que pueda alabar tu nombre”. Diga conmigo: “basta de vivir en la cárcel, el Señor vino a hacer libre a los cautivos, a sacar nuestra alma de la cárcel para que podamos alabar su nombre” ¡amen!, él vino a sacar y a liberar a los cautivos. No tenemos por qué estar en la cárcel emocional o la cárcel de nuestro dolor.
Dos cosas que tenemos que hacer para salir delante de nuestro dolor. Numero uno tenemos que perdonar a otros; si usted y yo no aprendemos a perdonar siempre viviremos en la cárcel del dolor y nunca vamos a poder alabar al Señor. Ese es el consejo número uno.
No tiene sentido no perdonar, porque cuando no perdonamos hay unas consecuencias muy terribles para cualquiera de nosotros. Mire lo que dice en Eclesiastés 7:9 “el enojarse es una tontería”. Literalmente cuando nosotros vivimos en el enojo, cuando vivimos enojados y no perdonando a los demás, no razonamos bien, pensamos mal, nuestro proceso de pensar decisiones esta todo mal, porque estamos pensando a través del filtro de nuestro enojo, por eso dice este pasaje enojarse es una tontería. Nuestra mente no piensa correctamente.
La otra cosa que le sucede a la gente que no perdona es que literalmente vive sin salud. ¿Sabe usted que todos los días confirman que muchos de los problemas médicos físicos que hay en la gente es el resultado de una falta de perdón? Es el resultado de una ofensa que alguien abrazó y se convirtió en amargura. Sabe usted que se están dando cuenta que muchos que tienen alta presión de la sangre, que sufren de varices, que sufre de canceres, están dándose cuenta que muchas de esas enfermedades están directamente vinculadas a problemas emocionales; falta de perdón. Cuando usted abraza esa falta de perdón a su pecho, lo va a afectar a usted aun físicamente.
Dice Job 5:2 “La ira acaba con el necio”. El no perdonar a la gente no sirve a nadie y mucho menos a la persona que está enojada. La otra cosa es que simplemente al estar enojado y no perdonar, no lo está ayudando a usted, no está ayudando a la persona con la que usted está enojado, no está ayudando a su familia, no está ayudando a nadie, no está ayudando en nada.
Fíjese lo que me doy cuenta, había una familia que estaba peleada, el hermano peleado con la hermana por un asunto de herencia. Los papas se había muerto y habían dejado intestada a la familia, estaban todos peleándose por las propiedades y uno de los hermanos tenía que pasar por enfrente de la casa de su hermana para llegar a su casa, pero estaba tan enojado con su hermana que le sacaba todo una vuelta y se gastaba otros 15 minutos para llegar a su casa con tal de no pasar enfrente de la casa de su hermana. Imagínese nada más, la hermana ni cuenta se daba que el tipo tenía que darse toda la vuelta, ella tranquila en su casa haciendo sus cosas y el menso aquel dándose la vueltota, ¿para qué? Para que se le quite verdad, no está ayudando en nada, nadie está siendo beneficiado y su automóvil simplemente se gastó más, que loco. Y así es la locura cuando la gente se aferra a no perdonar y simplemente soltar las cosas; hay algunas cosas que simplemente hay que dejárselas a Dios, que nadie puede con esas situaciones.
Entonces lo primero que tenemos que hacer es perdonar. Tenemos que aceptar y abrazar nuestra responsabilidad en el problema. Quizás nosotros tuvimos algo que ver, abrace eso, si usted tuvo algo que ver abrace eso y acepte el hecho de que usted también tuvo parte que ver en el problema; acepte su responsabilidad y luego perdone.
En Job 7:11 dice “Por eso, no me voy a callar. Hablaré en medio de mi angustia, contaré detalladamente todos los sufrimientos que he tenido en la vida”. Y Job tuvo un que otro sufrimiento en la vida. Job lo que se dio cuenta, de nada me sirve internar todo aquí adentro, voy a tener que abrir mi corazón, abrirle a Dios todas estas cosas, voy a hablarlo detalladamente para que Dios sepa y me ayude a liberarme de esta situación y después de que usted suelta todo eso al otro que usted tiene que soltar es esa persona que le hizo daño a usted.
Suéltelo de una vez, para que lo anda cargando usted toda su vida, carga usted al agresor cuando va con la tía, con la suegra, cuando va de viaje, ahí lo lleva usted para todos lados, mire pesa mucho suéltelo, ya no le ande cargando para todos lados.
Mire lo que dice Romanos 12:17 “No devuelvan mal por mal. Preocúpense por ganar el respeto de todos haciendo el bien”. Me llama la atención la historia de Job, yo creo que todos hemos escuchado la historia de Job, como él en un día perdió su casa, su terreno, sus riquezas, su ganado, sus hijos, sus amigos; todo lo perdió de un día para otro y Job tuvo unos amigos que venían y le decían, niega a Dios ¿para qué lo estás siguiendo? Si Dios no te sirve para nada, sin embargo Job se mantuvo firme y él les dijo a sus amigos nono, Dios no es el que me está haciendo esto, Dios es un Dios bueno; Job entendía y me encanta que cuando Job habla con Dios le habla cosas bien tremendas, pero se los habla directamente a Dios, no anduvo hablando a Dios a sus espaldas fue y le habló directamente a su cara y le dijo cosas tremendas. Pero a lo último de la historia me llama mucho la atención un versículo que se encuentra en Job 42:10 dice “Y el Señor le restauró a Job su fortuna cuando él oró pidiendo por sus amigos. Le dio dos veces más de lo que tenía antes”. Que tremendo cuando Job finalmente llegó un momento y dijo: “Señor bendice a mis amigos, perdona a mis amigos, me dijeron consejos que ellos ni siquiera sabían que eran malos, pero bendícelos de todas maneras”.
Cuando usted suelta a esa gente que le ha hecho daño, usted gana; y mire lo que dice la biblia acerca de Job, dice: “Dios le dio dos veces más de lo que tenía antes” y me llama la atención que en ese versículo dice que en el momento que Job bendijo a sus amigos, que lo estuvieron maldiciendo y él soltó esa cosa, en ese momento fue cuando Dios le bendijo con el doble de lo que tenía, ¿usted quiere las dobles bendiciones de Dios? Suelte a sus agresores, suelte a sus enemigos, deje que Dios se encargue, bendígalos y verá usted como Dios lo va a bendecir. Dios le va a dar a usted doble alegría, doble paz, doble gozo, doble bendición, Dios lo va a duplicar todo si usted tiene la fe para creer, al soltar esa gente y bendecirla Dios lo va a bendecir a usted.
Entonces para salir adelante en la vida, número uno, tenemos que perdonar a otros. La segunda parte de este mensaje quizás un poco más difícil porque yo conozco gente que no batalla en perdonar a otros pero esta segunda parte mire lo que es, para usted salir adelante en los dolores en su vida usted tiene que aprender a perdonarse a usted mismo. Usted necesita llegar a un lugar donde tiene que saber que usted no es perfecto, quizás para alguno eso sea una gran sorpresa, no somos perfectos, cometemos errores, muchas veces nosotros somos el agresor, muchas veces nosotros somos los que hemos ofendido a otros y otros nos tienen que estar perdonando a nosotros porque nosotros hemos cometido el error. Y ese es el caso cuando usted, para salir adelante quiere sacar su alma de la cárcel para poder alabar a Dios, usted va a tener que aprender a perdonarse a usted mismo. Quiero decirle lo siguiente: De nada sirve tratar de esconderse de su error, de nada sirve, no está ayudándolo a usted, no está ayudando a la persona a la cual usted ofendió, de nada sirve estar tratando de esconderse del error.
Como Adán y Eva cuando cometieron el error allá en el huerto del Edén ¿qué fue lo primero que hicieron? Se fueron y se escondieron de Dios, se fueron a tapar por ahí esperando que Dios no los encontrara. Dios los va a encontrar de todas maneras, al fin de cuenta Dios conoce toda nuestra historia mejor que nosotros, de nada sirve tratar de ocultarlo, lo que tenemos que hacer es tratar de solucionarlo, de nada sirve echarle la culpa a otros. El tremendo de Adán cuando Dios finalmente los encuentra, le dice:
- ¿Qué paso acá? Y Adán como buen hombre dijo: -Es que la mujer que me diste Señor, me convenció.
Cuando yo llegue al cielo, una de las primeras personas con las que quiero yo hablar es con el tremendo de Adán, ¿oye hermano, como se te ocurrió? En primer lugar ¿dónde estabas tú cuando se metió la serpiente a tu jardín, como fue que lo dejaste entrar? La mujer que me diste, y cuando va a Eva es que esa serpiente, y así estamos toda la vida siempre buscando a quien le echamos la culpa, es que el perro y es que no sé qué, a cualquier cosa que se mueva le queremos echar la culpa. De nada está sirviéndonos de echar la culpa a otros.
De nada está sirviendo también, oiga bien lo que le voy a decir, que usted se esté castigando. Hay alguna gente que vive toda su vida flagelándose, tienen ahí su pequeña cosita esa con la que se pegan el látigo, que soy una bestia peluda, yo no sé porque, y viven la vida flagelándose. ¿Sabe qué? Cristo llevo todo nuestro castigo a la cruz del calvario, no se esté castigando usted. Simplemente acepte usted que Jesús llevó nuestro castigo, deje de estarse castigando usted, ya basta, hay gente que le gusta vivir castigándose.
Lo que tenemos que hacer cuando nosotros sabemos que tenemos un problema, tenemos que reconocer el problema, quizás algunos de ustedes necesitan buscar ayuda, y lo digo en serio; pero quizás hay algunos que han cargado tantos años este dolor y viven tan metido en el calabozo, que necesitan buscar ayuda, pero es tiempo que usted acepte su responsabilidad en el asunto y trate de sacar esa raíz para que no lo esté afectando más.
Para perdonarnos a nosotros mismos tenemos que aceptar el perdón de Dios; es imposible perdonarnos a nosotros mismo si no aprendemos a recibir el perdón de Dios.
Quiero darle unos versículos que quiero que usted apunte porque necesita leerlos. 1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y para limpiarnos de toda maldad”. Tenemos que ir delante del Señor y decirle, Señor perdóname.
Mire lo que dice Juan 3:17 “Dios no envió a su hijo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él”. Él no está condenándonos el día de hoy; la condenación no viene de Dios, la condenación viene directamente del enemigo, el diablo; el amor es el que viene de Dios. Dios no está aquí para condenarlo a usted, para señalarlo y decirle lo malo que es usted, usted ya sabe lo malo que es, no necesita a nadie que le diga lo malo que es, Dios mucho menos viene para decirle a usted que es malo, él vino a salvarnos y a darnos su perdón, dele gracias a Dios por eso.
Entonces si nosotros podemos aceptar el perdón de Dios entonces nosotros podemos decir, okey yo acepto el perdón de Dios, me voy a perdonar a mí mismo voy a aceptar el perdón para mí mismo.
Me encanta el versículo que se encuentra en Isaías 43:18-19 “No recuerdes lo que pasó antes, ni pienses en el pasado”. Hoy hay cosas en nuestro pasado que no queremos que nadie se dé cuenta. Dios no se da cuenta, cuando Dios lo pone debajo de la sangre de Jesús, aunque usted trate de ir a recordárselo, él no va a tener memoria de eso que ha tapado la sangre de Jesús, nada ni nadie lo puede destapar, denle gracias a Dios por eso. No recuerdes lo del pasado, mira hacia adelante, Dios tiene un futuro para ti, mira hacia delante. Llega a un lugar donde tú puedas decirte me perdono por ese error, por esa burrada, por esa metida de pata, me perdono y voy a seguir adelante.
Escriba este versículo que se encuentra en 2 Corintios 3:18 “Así somos transformados en su imagen cada vez con más gloria”. Dios está transformándonos, mis queridos hermanos somos una obra en proceso, Dios no ha terminado con nosotros todavía, así que tenga paciencia y deje que la obra de Dios sea perfecta en su vida, perdono a otros, perdónese a usted mismo y salga adelante y no deje que los dolores que la vida le trae, lo meta a usted en la cárcel sino que salgase de la cárcel y póngase a alabar a Dios.
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