¿Por qué no puedo progresar?
Por Esteban Correa
Cuando el fuego de la fe se encienda en tu corazón, cuando creas que no hay nada imposible para ti, es cuando podrás ser libre y ver las cosas desde arriba, como Dios las ve
Algunos se sienten muy mal porque en largo tiempo no hay tenido progresos significativo en su vida, no han logrado grandes cosas, no ha cambiado demasiado su vida en los últimos años. La raíz principal de este problema radica en no tener fe en nada. No tienen fe ni en Dios (aun llamándose cristianos) ni en ellos mismos, ni en casi ningún otro evento o persona. La única convicción que tienen es mala, es fe en lo malo, en pronósticos desfavorables, en situaciones desventajosas. Ellos son los creyentes del “no se puede”, o también del “es muy difícil” en su vocabulario abundan los “es complicado” y otra serie de malos augurios. Su mente, sus emociones y su cuerpo están completamente confinados a sus creencias, atrapados, encarcelados y detenidos en el tiempo. Probablemente creyendo lo que alguna persona alguna vez les sentencio, o le hizo sentir fuertemente, algún amigo, algún padre, algún profesor, pastor o cualquier otro, que inspirado por un mal sentimiento, pueda haber servido como descalificador.
Para poder llegar a lograr algo en la vida, lo que quieras que sea, necesitas inexorablemente una cuota de fe. Son diminutas y muy escasas las cosas que llegan por si solas, por no hacer nada, o esperar una especia de “suerte” o “buena racha”, rara vez las oportunidades vienen a golpearte la puerta, y si lo hacen, no son las que hacen gran diferencia en nuestras vidas.
Un espíritu emprendedor, es un espíritu de fe, una mente libre es una mente que cree que se puede. Cuando estás pensando que es muy difícil tu sueño y que no crees que sucederá, te estás encarcelando voluntariamente en el fracaso. Estás condenándote a una vida resignada donde nada se puede. Cuando crees y actúas, el milagro comienza a ocurrir, aparecen las oportunidades por doquier, y todo lo que necesitas se te va acercando por la mano de Dios.
No importa que ahora no tengas recursos, de verdad te digo que eso no importa. Lo que importa es que creas que podrás hacer algo, cuando nace la fe, comienzas a ver las posibilidades por todos lados. Sabes que se puede hacer, se puede llegar, se puede lograr de alguna manera, que Dios te ayudará en el proceso y te asistirá en todos los imposibles; pero todo surge desde un granito de fe. Es tan poderosa la fe que es como un granito de mostaza casi imperceptible a nuestros ojos, esa pequeña porción de vida se abre lugar en cualquier terreno que se encuentre, si hay una roca, le dará la vuelta, la trepará. La vida avanza, la vida de la fe surge en nuestro corazón cuando alguien te la puede plantar y cuando nosotros estamos abiertos a recibirla.
Hechos del barro
Estamos hechos del barro, del polvo, de la tierra, por eso somos llamados terrestres (Gn. 2:7). En nuestra esencia interior hay un “terreno” capaz de fertilizarse con la fe, que la recibimos en una palabra de Dios, de fe, que te ayudará a expandir todo tu potencial. Si tu mente esta cerrada a solo pequeñas cosas que puedas hacer, esto te impide poder progresar en cualquier área de tu vida. Sueña, es posible. Son miles los que lo han logrado, aun en medio de dificultades muy adversas.
Se puede con fe en Dios, se puede con fe en tu capacidad, la que Él te dio, se puede, y se puede mucho, mucho más de lo que eres capaz de imaginar.
El Dios de la lámpara de Aladino
Aun entre los cristianos existe la falsa creencia de que “ya vendrá un milagro”, “ya Dios hará algo” lo que esta pasando en esta teoría evangélica, es que no se tiene en cuenta que Dios ya lo hizo todo por medio de Cristo en la Cruz del calvario, todo. Ya nos dio la sanidad, la sabiduría, la restauración espiritual, emocional y familiar, y el progreso general en nuestras vidas. Ahora son nuestros pasos de fe, nuestro obrar por fe, nuestro caminar por fe, el aplicar principios y consejos de Dios, lo que hace que las cosas sucedan, que los milagros ocurran. Algunos se escudan en “Estoy orando”, como indicando que “no deben hacer nada”, pero no es así en todos los casos, porque si fuera por cantidad de oración, algunos habrían logrado impresionantes logros, prodigios y maravillas, pero vemos que no ha sucedido nada, siguen esperando. Orar es imprescindible, pero es necesario orar y accionar al mismo tiempo, de lo contrario se oraría sin fe. Orar y hacer.
¿Haz visto como Bartimeo gritaba fervientemente para alcanzar un milagro de Jesús?, ¿Haz visto como la mujer del flujo de sangre se arrastró entre la multitud con fuerza, entre apretujones y oposición para llegar al Señor y tocar el borde de su manto y recibir su milagro?, ¿Haz visto como Josué recibió ordenes del Señor diciéndole “esfuérzate”, “se valiente”, “todo lo que emprendas prosperará”? ¿Haz leído como el apóstol Santiago dijo “La fe sin obras es muerta”? (Stgo. 2:4). Bueno la lista sigue y sigue. No confundamos la espiritualidad con pasividad, con holgazanería y mediocridad. La verdadera fe lleva a una acción inmediata. La comodidad y la pasividad llevan a la pobreza y a la mediocridad.
No reprimas lo que quieres hacer, no ocultes tus deseos profundos, porque Dios produce el querer como el hacer por su buena voluntad, Él nos impulsa constantemente a la acción, pero nuestra falta de fe nos hace sentarnos a esperar, a criticar a ver como otros pueden y no nosotros porque pensamos que los demás si tienen la capacidad de hacer cosas, y “no nosotros”. Tu puedes mucho más, pero no te apoyes en cosas ilusorias, como esperar que una persona te de algo, te de su lástima, no dependas de que alguien te tenga que abrir una puerta y que si no lo hace, ya no hay esperanzas para ti, ¡No! Tu vida no depende de la lastima de otros, de que otros decidan que pasará contigo, o de que te tengan que dar una oportunidad especial, eso puede aparecer o no, pero no se trata de que tu enfoque este es esperar la voluntad de otra persona, sino en que Dios te destino a cosas extraordinarias más allá de tu situación.
Hoy puedes usar lo que tienes en tu mano, lo que tienes en tu corazón, lo que hay dentro tuyo y comenzar, porque Dios esta contigo para ayudarte donde quiera que vayas.
Cuando el fuego de la fe se encienda en tu corazón, cuando creas que no hay nada imposible para ti, es cuando podrás se libre y ver las cosas desde arriba, como Dios las ve, con lo milagroso de tu lado; sabiendo que lo que emprendas, lo que inicies, lo que ejecutes y acciones, te saldrá bien.No esperes más, no dudes más, ya tienes todo, comienza a ver las oportunidades de lo que puedes mejorar, de lo que puedes hacer crecer o lograr aun más. Hoy puedes comenzar a emprender para llegar a tener resultados sorprendentes. Si quieres cumplir tus sueños, ¡simplemente hazlo, Dios te acompañará!.
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