El éxito en la multiplicación con pocos recursos
Si eres un emprendedor quieres un buen negocio para invertir en él y obtener los máximos beneficios. Sin embargo, la realidad es que no siempre se tienen los recursos en abundancia para este fin y estamos limitados.
Este negocio puede ser no solo dinero sino también talentos, habilidades, educación, inversiones en obras benéficas o de crecimiento de iglesias, empresas y cualquier otra cosa que requiera un recurso inicial.
Imagina una gran multitud de más de 5000 hombres, sin contar los niños y mujeres que acompañaban a algunos de ellos, todos con fin en común, ver o recibir un milagro de Jesús, el hijo de Dios. Allí está Jesús con esa multitud hambrienta, porque ya era tarde y estaban lejos de la ciudad, diciéndole a sus amigos que les den de comer a todos. ¿Cómo? ¿Alimentarlos a todos? Misión imposible para los hombres pero posible para Dios.
Uno de ellos, Andrés, trajo un niño que tenía solo 5 panes y 2 peces. Eso es todo lo que Dios necesita que tú hagas, que le digas: Dios, aquí estoy con estos recursos limitados, bien sea dinero, conocimientos, talentos, servicio, auto, propiedad. Es poco pero te los presento y te obedeceré en lo próximo que me pidas hacer.
Los amigos de Jesús repartieron los pedazos de panes y peces entre la multitud luego que Jesús oró por ellos y los partió. Comieron TODOS, y SE SACIARON, es más, recogieron 12 cestas llenas de pedazos. La bendición de Dios es completa y satisface todo tu ser.
Tal vez ya tienes los recursos, ya se los has presentado a Dios, pero necesitas ser obediente a lo que te mande hacer luego, no se trata de decir:
<<¡Bueno, listo, aquí está, hazlo todo tú!>> No, a los amigos de Jesús se les pidió que repartieran, también debes ser diligente, no perezoso, valiente y seguir un plan que Dios te guíe para alcanzar los objetivos, sin detenerte, arriesgándote, tomando la cuerda para subir a la cima confiando en la fidelidad de Dios que te llevará al éxito y no te soltará. Que seas bendecido en todo lo que planees hacer para el bien de los demás y para tu propio bien. Por Mery Bracho
¡Para Dios nada es imposible! Lucas 1:37
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