lunes, 21 de marzo de 2016

TERMINE LA MURALLA !!!!!!

 

¡Termine la muralla!

 

Verne Tolbert

 

“¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. Ven a compartir la felicidad de tu señor!” (Mateo 25:21). Palabras de aliento para aquellos que sirven a Dios y sienten que reciben poco reconocimiento.

Con cuanta frecuencia oramos: "Dios, danos esta responsabilidad y mostraremos al mundo nuestros dones y talentos". Si solo pudiéramos hacer eso, realmente estaríamos mostrando cómo de verdad se hacen las cosas.
Demasiado a menudo en el ministerio queremos hacer algo espectacular. A menos que algo llegue a nuestras manos, nos sentamos pasivamente pensando que es responsabilidad de otros el hacer tal o cual cosa pequeña. Los años pasan, y nos preguntamos por qué la promoción no golpea a nuestra puerta.

Siendo fiel en lo poco es donde comienza el servicio cristiano. Ambicionar el brillo y el glamour solo para que nos vean muestra nuestro verdadero motivo para el servicio cristiano. Lamentablemente, hemos traído a la iglesia la mentalidad del mundo de querer llegar a la cima por el medio que sea. Hay gran demanda de siervos que laven los pies a los demás.

En cierta ocasión, un profesor me dijo: 
– Se lograría mucho más si no nos preocupáramos tanto por quién se va a llevar el reconocimiento. 
¿No encierra esta frase una gran verdad? ¿Cómo hacemos nuestro trabajo cuando nadie nos mira? ¿Somos responsables cuando nadie lleva un registro de lo que hacemos?
Seamos fieles en lo poco que Dios nos ha asignado. Y cuando parezca difícil servir, acordémonos de Jesús.
Recuerde a Jesús
Los judíos buscaron matarlo en el principio de su ministerio. Según relata Lucas 4:54, Jesús solo había hecho dos milagros, pero en Lucas 5:16 vemos que ya su nombre estaba en la lista negra de los fariseos.
Hemos sido llamados a seguir en sus pasos (vea 1 Pedro 2:21). Vamos a sufrir. ¿Pero no es esta la oración de todo discípulo?: "Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte. Así espero alcanzar la resurrección de entre los muertos" (Filipenses 3:10-11).

Qué bendición es participar en sus sufrimientos. ¡Nos identificamos con Cristo! ¡Nos estamos convirtiendo más en Jesús!
Y también recuerde esto. En el compañerismo de sus sufrimientos está el poder de su resurrección. El sufrimiento y la crucifixión no evitaron que Jesús resucitara de entre los muertos. De hecho, el sufrimiento y la crucifixión hicieron posible la resurrección. Como Jesús, ¡conoceremos el poder de su resurrección después que suframos con Él! ¿No es esta una maravillosa promesa?

Jesús glorificó al Padre. ¿Cómo? "Yo te he glorificado en la tierra, y he llevado a cabo la obra que me encomendaste" (Juan 17:4).
¿Cuál es la obra que Dios le ha dado? Esta es una pregunta que con frecuencia mi pastor hace a su personal. Nos recuerda que puede haber otros trabajos muy dignos y puede haber otras causas, que valga la pena abrazar. En sí mismas, esas tareas, esas causas, pueden ser muy buenas, quizás hasta dignas de elogio. ¿Pero es eso lo que Dios le ha pedido a usted que haga? Este simpático verso, el preferido de mi abuela, mide las opciones terrenales con el metro de la eternidad: "Solo una vida que pronto pasará; solo lo que se hace por Cristo permanecerá".
¡Sea fiel en lo poco y termine su tarea! Eso es todo. Eso es lo que Dios quiere que hagamos. ¿Por qué nos damos por vencidos? ¿Por qué desistimos? 

En un retiro para voluntarios que trabajan con jóvenes en Juventud para Cristo, uno de los oradores, Tony Williams, explicó las tres razones por las que dejamos el trabajo sin terminar: el enemigo, nuestros hermanos en la fe y las circunstancias. Con una perspectiva celestial, nos exhortó a terminar la muralla.
¡Está haciendo un gran trabajo!
¿Recuerda a Nehemías? Estaba haciendo un gran trabajo (vea Nehemías 6:3). Pero tuvo que enfrentar una fuerte oposición. Primero fue Sambalat, un hombre que, como el diablo, habla de odio. Luego estaba Tobías, que representa a los religiosos que no quieren que hagamos demasiado. Y finalmente, estaba Guesén, cuyo nombre quiere decir "lluvia torrencial", y que representa las circunstancias y dificultades comunes e inesperadas en nuestras vidas.

Estos enemigos se burlaban de Nehemías diariamente, mientras él se esforzaba por reconstruir las murallas de Jerusalén. No cesaban en su intento para que se diera por vencido. Lo ridiculizaban; lo amenazaban. Trataron de avergonzarlo y hacerlo sentir que no valía mucho.

El diablo no descansa en sus esfuerzos para que usted abandone la tarea. Es persistente. Nunca se da por vencido. Es intimidante, pero es mentiroso. Su meta final es debilitar su mano, despojarlo de su poder.
Él quiere que usted caiga hasta el valle de Ono (Nehemías 6:2). Pero dígale: "¡Oh, no! ¡Yo no voy a caer!" Sea como Nehemías: ¡termine la muralla!
Para seguir reconstruyendo la muralla, usted debe saber que esta haciendo un gran trabajo. Ministrar al Señor, ministrar al cuerpo de Cristo y ministrar a los perdidos y sufrientes es un llamado que viene de arriba. ¡No se caiga!

Qué hermosa exhortación la del pastor Williams! Pero, ¿cómo voy a hacer para terminar la muralla? Volvamos a Jesús, el Maestro de maestros. Todo comienza con Él.
Renueve su amor
Es tiempo de renovar su amor. Vuelva su pensamiento al principio. ¿Recuerda haber cantado: "Sublime gracia del Señor que a mí pecador salvó", y haber querido decirle a todo el mundo: "Yo soy ese pecador que por gracia recibió salvación"?
¿Recuerda la gratitud, el fuego? Cuando evalúa dónde se encuentra ahora, ¿acaso se ha debilitado esa llama? ¿Se ha apagado la visión? ¿Ha perdido su primer amor?

Renuévese pasando tiempo a solas con Dios y su Palabra. Renuévese diciéndole a Dios dónde está usted, dónde le duele, cómo se siente. Renuévese rodeándose de hombres y mujeres piadosos que lo animen y oren por usted. Recargue sus baterías. Adquiera energía renovada. Y luego, siga adelante, sin detenerse.

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