¿Qué o quién contamina tu relación con Dios, haciendo que tu vida cristiana no refleje buenos frutos?
APARTATE...!
Es de vital importancia que cada día nos hagamos un autoexamen para que detectemos aquello que nos impide reflejar una excelente salud espiritual.
¿Qué es lo que te está impidiendo vivir un cristianismo pleno?
A veces ni nos damos cuenta que hay obstáculos arraigados que nos contaminan, pensando que nuestro cristianismo está en optimas condiciones, cuando en realidad deja mucho que desear.
El entorno tan seductor que nos rodea fácilmente nos hace perder la noción de nuestra identidad y responsabilidad en el mundo.
Por eso el apóstol Pedro lo advierte:
Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
1 Pedro 1:14-16
El consejo es claro:
No conformarse, no amoldarse a los deseos ilícitos o malos que continuamente nos asedian. Cuán importante entonces es desecharlos totalmente; por lo tanto, necesitamos mucha fuerza de voluntad y obviamente la asistencia del Espíritu Santo.
También el apóstol Pablo aconseja que NO nos amoldemos a los tiempos presentes:
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Romanos 12:2
Es lógico que no podemos aislarnos del mundo, pues en él vivimos, pero si es importante no dejarnos arrastrar por la corriente.
Todas nuestras acciones han de estar regidas por las pautas de la Palabra de Dios aunque TODOS piensen de manera opuesta y nos ridiculicen.
Al respecto sigue escribiendo el apóstol Pedro:
Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.
Basta ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan.
1 Pedro 4: 1-4
No se trata de fanatismo, se trata de obediencia...
Limpiaos, pues de la vieja levadura, para que seáis buena masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.
1 Corintios 5:7...
Piénsalo.
¿Cómo estás viviendo?
¿Con apariencia de cristiano dentro de la iglesia o como un adolescente y joven auténticamente comprometido con Jesús aún fuera de las “blancas paredes“?
¿Estás ofreciendo delante de Dios las ofrendas que Él desea recibir: gratitud, confesión sincera de pecados, alabanza y adoración, sujeción a tus autoridades, oración, fe en su Palabra?
¿O tu ofrenda es un “fuego extraño” de desobediencia, de quejas y enojos, de pecados ocultos, de mezclar lo santo con el mundo, de apariencias?
¿Valoras el privilegio que tienes de ser un hijo de Dios y un sacerdote delante de Él?
¿Valoras el privilegio de poder servirlo?
¿Lo sirves con un corazón limpio y agradecido?
¿Renunciarías a tus “apariencias” para comprometerte totalmente con Él?
"AMÉN, BENDICIONES"
Ceneidy González
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