El Señor está moldeando tu corazón en todo tiempo, por eso hoy declaramos sobre ti que tu corazón será conforme al corazón de Dios, te bendecirá por tus buenas actitudes, por la humildad y por tu sincero respeto hacía el. Su favor está sobre aquellos que tienen un buen corazón. Amén.
Mientras Dios estaba guiando al profeta Samuel acerca de quién sería el próximo rey de Israel, le trajeron a Eliab, el hermano de David, que era un joven imponente, el relato dice así: “Samuel se fijó en Eliab y pensó: «Sin duda que éste es el ungido del Señor.» 7 Pero el Señor le dijo a Samuel: —No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón”. 1 Samuel 16:6-8 – El corazón es el centro de nuestra voluntad y emociones, con el corazón decidimos, adoramos, obedecemos o somos rebeldes. En definitiva, es el comando de control de nuestra vida. La mente actúa en coordinación con lo que dicta el corazón, por eso a Dios no le importan en nada las apariencias, ni lo impresionan la cantidad de conocimientos de alguien, antes valora el corazón humilde, sencillo y sincero. Revisemos ante todo las cosas que pasan en nuestro corazón, antes que la cantidad de actividades y esfuerzos que pretendemos hacer para agradar a Dios.
Oremos de esta forma: “Dios todopoderoso hoy me reconozco que nada es más importante para ti como lo que hay en mi corazón, te pido que me ayudes a hacer morir los deseos malos que hay dentro mio, y me enseñes a ser como David conforme a tu corazón. En el nombre de Jesús. ¡Amén!. Por Esteban Correa
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