Desde joven sentí el llamado de Dios, mientras todos los jóvenes de mi época andan en fiestas y haciendo toda clase de locuras en el mundo, Dios me permitía cada sábado ganar almas para El en una reunión juvenil de la cual yo era el líder. Mi vida estaba consagrada a una sola cosa: SERVIR A MI DIOS.
Algunos de mis amigos no lo entendían, me decían como era posible que en lo mejor de mi juventud yo pudiera andar con una Biblia hablándoles de lo que Cristo podía hacer en la vida del ser humano y no con ellos haciendo toda clase de locuras sin sentido.
Ahí me di cuenta que ellos ya no eran mis amigos, que me habían dado la espalda al ver el cambio que Cristo había hecho en mi vida y que no aceptaban esa transformación, en pocas palabras ya no me aceptaban como uno más de ellos.
No me sentí incomodo porque ellos no me aceptaran, sino por el hecho de que sus ojos estaban segados para ver la VERDAD, la verdadera REALIDAD de sus vidas, que vivían sin ningún sentido y que tarde o temprano la factura habría que pagarla.
Más de una década después veo a algunos de ellos que me recriminaban y se burlaban de mi consumidos en vicios, con una vida truncada, sin haber terminado una carrera universitaria por andar en las corrientes de este mundo, sin una familia en donde sentirse amados porque sus vicios los llevaron a ello y creyendo que no necesitan todavía de Dios.
Les hable en muchas ocasiones de Cristo, los invite en innumerables veces, hice todo lo que estuvo a mi mano para que pudieran experimentar lo que yo experimente, pero el enemigo les segó el entendimiento para que no les resplandezca la luz.
En contra parte veo ahora mi vida y me doy cuenta que pude terminar una carrera, que tengo una familia que me ama, amigos que son más que amigos, que son mis hermanos, gente que a pesar que no me conoce personalmente pero siento que me quieren mucho, una vida estable en todo sentido y llego a la conclusión que las burlas y el desprecio que un día recibí de los que considere mis amigos, era el precio que tenía que pagar para un día ser diferente.
El recibir a Cristo en mi corazón ha sido la decisión más sabia que he tomado en mi vida y no solo eso, ha sido la decisión base que ha edificado lo que ahora es mi vida.
Hoy quiero invitarte a que tomes la decisión más importante de tu vida, esa decisión que llevara como objetivo ordenar tu vida, darle un sentido verdadero y que llenara de bendición todos los días de tu existir.
La Biblia dice en Romanos 10 9, 10 lo siguiente: “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.
Hoy te invito a entregarle tu vida a Cristo, a pedirle que sea el Señor de tu vida y que a partir de hoy te pueda guiar en esta vida, si lo quieres hacer te invito a que hagas la siguiente oración:
“Señor Jesús, reconozco que soy pecador, creo que eres Dios y que moriste por mí en la cruz del calvario, así como que resucitaste al tercer día de entre los muertos, este día te pido que entres a mi corazón y que mores en el, te necesito, cámbiame, toma las riendas de mi vida y dale un verdadero sentido, a partir de este día quiero vivir para ti, quiero aprender a hacer tu voluntad y sobre todo servirte por toda mi vida, solo te pido que tomes el control de mi vida, te necesito Señor, has conmigo lo que bien te parezca. Amén”
Quiero decirte y a la vez dar fe de que Cristo cambia vidas, que Jesús transforma corazones y da un verdadero sentido de vida. Yo no sería lo que ahora soy si Cristo no hubiera tenido misericordia de mí y me hubiera aceptado en su redil.
La vida cristiana no es fácil, pero tampoco es difícil, basta con la determinación de corazón de tratar por todos los medios posibles de hacer la voluntad de Dios y lo demás el Señor lo hace, tu no necesitas cambiar, porque el cambio lo ira guiando el Señor a través del Espíritu Santo que ahora está en ti, solo déjate guiar por El, obedece sin reproches y veras como Dios hace de ti una obra preciosa e irreconocible.
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