1 Pedro 1:6-7 TLA Por eso, aun cuando por algún tiempo tengan que pasar por muchos problemas y dificultades, ¡alégrense! La confianza que ustedes tienen en Dios es como el oro: así como la calidad del oro se pone a prueba con el fuego, la confianza que ustedes tienen en Dios se pone a prueba con los problemas. Si ustedes pasan la prueba, su confianza será más valiosa que el oro, pues el oro se puede destruir. Así, cuando Jesucristo aparezca, hablará bien de la confianza que ustedes tienen en Dios, porque una confianza que ha pasado por tantas pruebas merece ser alabada.
-¡Mami no quiero ir!
Asi decía mi hijo de 8 años mientras le insistíamos en que se preparara para su práctica de natación. Desde los 5 años practica el deporte. El primer año en el deporte lo llevamos como sugerencia para que canalizara todas esas energías que tiene, la cual muchos médicos llaman “Déficit de Atención e Hiperactividad” ADHD por sus siglas en inglés. El lo veía como simple diversión pero resultó ser para los entrenadores “un niño ganador”… así le decían a su abuelita cada vez que terminaba la práctica. Viéndolo así me di a la tarea de hacer todas las gestiones para que ingresara a la Escuela de los Deportes donde sólo entran aquellos que demuestran un alto interés en las diferentes disciplinas atléticas y un gran entusiasmo hacia la competitividad. Luego de varias pruebas, entrega de documentos, hacer filas y esperar por horas, fuimos una de las familias en recibir ese sobre en el buzón indicando que el niño había sido aceptado.
Los próximos años mi hijo asistió de lunes a viernes por un espacio de una a dos horas para entrenamiento. Hemos tenido días buenos y días donde no sé quien ha terminado más cansado, si el, mi mamá o yo. Entre las asignaciones, examenes, proyectos, actividades escolares, la iglesia y la natación… sin mencionar la dinámica entre sus hermanos todos los días. No, no ha sido fácil, tampoco es algo sencillo… requiere un esfuerzo extra de parte de todos.
-¡Ayyy mami, sácame de la Natación! Repetía el nene enfrente de todos con coraje. Ya bajaban lágrimas de enojo por sus mejillas.
Ahí vi a todos los que se quieren dar por vencidos cuando son pasados por fuego. Dime si no es cierto, que todos comenzamos un proyecto, una idea, una meta… lo que sea y lo comenzamos motivados al cien por ciento. Contentos, llenos de ganas y energías, con altas expectativas. Al principio resulta ser muy divertido, atractivo… soñamos con los ojos abiertos hasta que de pronto llega un día y la vida nos exige un poco más. Levantarnos más temprano, correr veinte minutos más, quedarse una que otra noche despiertos, servir sin esperar recibir nada a cambio, llamar a la persona con quien menos deseas hablar, no sé, se pueden mencionar tantas cosas. ¿Qué te exige la vida ahora? ¿Te quieres dar por vencida? Hace 6 meses mi hijo quería darse por vencido y yo le contesté:
– I wont let YOU give up!
“No dejaré que te des por vencido”. En casa el 50% del tiempo conversamos en inglés, por eso contesté así. A mis niños les encanta y les resulta gracioso. Bajó su rostro y quedó pensativo… Me discutió porque yo no permitiría que el se diera por vencido cuando su abuelita y yo terminamos tan cansadas en la noche, ¿porqué? Si nos quedamos sin gasolina con tal de llegar a los eventos y porqué? Si hay que buscar cuido para sus hermanitas y llego tarde. ¿Porqué? El pensaba que sería más fácil si sólo lo dejáramos de llevar. Así habría más tiempo para otras cosas, incluso para dormir y jugar. Entendemos que todo lo demás que el menciona también es importante y el tiene un buen punto, pero nosotros vemos algo ahora que el aún no ve y confiamos en que el lo verá más adelante.
Cuando actuamos así puedo ver a Dios, cuando El no se da por vencido con nosotras, ahí vi a Dios cuando sabe que luego de ser pasadas por fuego, luego de ser probadas, luego de incluso ser quebradas, resurge una nueva mujer. Una mujer firme, con una llama en su interior muy difícil de apagar, una mujer de fe, una mujer con la gloria de Dios en su interior, moldeada, transformada. Yo le decía a Dios luego de momentos de prueba: “mientras me rompías en el exterior, me estabas dando nueva vida dentro; mientras moría, vivía aún más”. Dios sabe lo que somos sin nosotras haberlo alcanzado aún, por eso El no permite que nos demos por vencidas. “He knows the outcome”. Sabemos que no hemos alcanzado la meta; pero decidimos no fijarnos en lo que ya se ha recorrido, sino que ahora nos concentramos en lo que nos falta por recorrer. Así que seguimos hacia adelante, hacia la meta, para llevarnos el premio que Dios nos ha llamado a recibir por medio de Su hijo. Filipenses 3:13-14.
Yo también he pasado por momentos donde me he querido dar por vencida, incluso en ocasiones ignoraba ciertas ideas sólo para no añadir más situaciones en mi vida, las evitaba. De todas maneras tenía la agenda llena. Habían noches en las que sentía que Dios me incitaba a quedarme despierta, muchas veces me dejé vencer por el sueño. También Dios me confrontaba porque luego de un tiempo en posición de guerrera “me tomaba vacaciones”. En mi mente habían batallas que pelear y vencer, habían victorias y promesas que creer. Dios no dejó que me diera por vencida. Si caí, El fue la razón para levantarme de nuevo. Eso hace un padre, no nos deja en el suelo. El es la mano que siempre está dispuesta.
Estos dos últimos meses hemos trabajado mucho y hemos visto los resultados que confiábamos que presenciaríamos. “Ton” como le digo de cariño está en el Cuadro de Honor de un Colegio regular y recientemente hizo el mejor tiempo en la técnica de “pecho” en la categoría de 7-8 años promoviéndolo a ser uno de los atletas a competir en el Campeonato de la Federación Puertorriqueña de Natación este próximo mes de Diciembre. Estamos contentos, pero el lo está aun más. Yo estoy ansiosa y claro un poco nerviosa… ¡El es mi campeón! Me siento orgullosa de el. Está lleno de medallas, pero lo que nos da mayor satisfacción es que mientras escuchábamos decir que el tenía sus limitaciones, Dios nos ha permitido ver todo lo contrario. ¿Qué hubiera pasado si aprobaba que se diera por vencido?
Espero que este mensaje te ayude a reflexionar, aunque sencillo sé que puede tocarte el corazón. Estás cansada, al punto de la amargura, lo sé… pero hoy quiero motivarte a seguir. Yo sé que luego de esto viene algo que no es lo que esperabas, es mucho mejor porque Dios siempre sobrepasa nuestras expectativas.
“Pasamos por el fuego, cruzamos por el agua, pero finalmente nos trajiste a esta tierra de abundancia” Salmos 66:12
Dios les bendiga más.
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